domingo, 14 de septiembre de 2008

Un poco de romanticismo


El próximo 19 de Enero de 2009 se celebrará el bicentenario del nacimiento del maestro Edgar Allan Poe. Es por ello que desde hace un tiempo son varias las ciudades norteamericanas que se disputan el honor de poseer los restos del poeta.

Los descendientes de Poe habían concebido desplazar su tumba a Brooklyn donde nació El Cuervo. En cambio, eran varios los historiadores que proponían Richmond, en Virginia, ya que fue allí donde se iníció su carrera litararia . La isla de Sulivan, cerca de Charleston, en Carolina del sur, también ha mostrado su interés, así como Philadelphia....Pero Boston, su ciudad natal, no entra en la puja...parece que aún siguen molestos por las cosas que Poe escribió sobre la ciudad que lo vio nacer...tanto que no existe en la misma ni una sola estatua ni un museo dedicado a uno de sus más ilustres hijos...bueno, para hacer honor a la verdad, si que existe una placa en la casa en la que nació y vivió los primeros años de su infancia.


Retrato de Edgar Allan Poe


Retrato de Virginia Clemm, prima y esposa de Poe
y presunta inspiradora de muchos de sus poemas y relatos

Es curioso todo esto teniendo en cuenta que durante los 26 años posteriores a su muerte, no existió ni siquiera una lápida que indicara dónde se encontraban enterrados sus restos.

"El 3 de octubre de 1849 Poe fue encontrado en estado de desvarío y con ropas que no le correspondía frente a una taberna en la ciudad de Baltimore, Maryland. Probablemente afectado de delirium tremens, fue trasladado al Washington College Hospital, donde fue atendido por el doctor James E. Snodgrass. Sufrió alucinaciones, delirios y extravíos, y opuso resistencia a los enfermeros, alternado esto con lucidez. Al final murió en la madrugada del 7 de octubre. La leyenda, recogida por Julio Cortázar en el prólogo a sus traducciones de Poe, cuenta que en sus últimos momentos invocaba obsesivamente a un explorador polar, llamado Reynolds, que había servido de referente para su novela de aventuras fantásticas La narración de Arthur Gordon Pym, y que al expirar pronunció estas palabras: "¡Que Dios se apiade de mi pobre alma!".La causa precisa de su muerte es aún hoy controvertida, habiéndose señalado la posibilidad de que sufriera diabetes, varios tipos de deficiencias enzimáticas, e incluso rabia. El doctor James E. Snodgrass escribiría después de la muerte de Poe sobre las circunstancias en que se lo encontró y sus últimas horas. La obra epistolar de Poe fue intensa durante toda su vida y es sobrecogedor leer las cartas de sus últimos meses en los que incluso pedía a su tía (y suegra) que muriera junto a él".

Sería precisamente su tía y madre de Virginia Clemm, la malograda esposa de Poe, la que mandaría a hacer la lápida. Actualmente descansa en otro cementerio de Baltimore, donde fueron trasladados sus restos en 1875, junto con los de su tía María y su esposa.

Lápida que indica el primer lugar donde descansaron los restos de Poe


Tumba actual donde fueron transladados sus restos junto con los de su esposa y su suegra

Seguramente habréis escuchado en más de una ocasión la leyenda existente sobre la aparición de rosas y coñac en la tumba de Poe en cada aniversario de su muerte (7 de Octubre) y que se viene produciendo desde 1949 (año en el que se celebraría el primer centerario de su fallecimiento)


Grabado de Dore: El Cuervo

Aún así, no me resisto a dejárosla aquí:

"Coincidiendo con el aniversario de su muerte, en una ceremonia ritual que se repite desde 1949, una sombra misteriosa se desliza sigilosamente por entre las alamedas de piedra del cementerio de Baltimore hasta detenerse frente a la tumba en la que yacen los restos de Edgar Allan Poe. Una vez allí, la sombra nacida de la noche, se inclina sobre la lápida y con la prestada lentitud de un rito misterioso, deposita sobre la piedra tres rosas y una frasca de coñac. Después, desaparece. Nadie hasta la fecha ha conseguido averiguar la identidad del misterioso visitante que, año tras año, desafiando el frío y la noche, nos devuelve el recuerdo del más grande, desgarrado y esencial entre los poetas americanos. Como en las historias que escribía Poe, también en ésta hay más de un enigma. Está claro el simbolismo que encierra la ofrenda de rosas, pero no así el de la botella de coñac. Es sabido que Poe buscó en el alcohol el alivio a la melancolía que envolvió su vida en una tristeza sin causa ni olvido, pero no era bebedor de coñac. De ahí que la ceremonia del desconocido de Baltimore añada nuevos pétalos de misterio a tan gótico ritual. Si pensamos en el latido oculto de la noche, quizá podamos entender la osadía del desconocido y su intentó de abrir la misteriosa puerta que une los camposantos con el Más Allá.Cualquier lector de Poe sabe del sentido de este tipo de liturgias profanas dictadas por la fascinación que despierta la inquietante belleza, la rara perfección de los relatos y poemas de aquel ángel triste del otro lado del Atlántico. Sería interesante conocer qué opina de todo esto el desconocido oficiante que, llevando en la mano tres rosas y una botella de coñac, aguardó el caer de las sombras para acercarse hasta la tumba de Poe en el cementerio de Baltimore. "



Grabado de Dore: El Cuervo

Dicen que en 1993 apareció en la tumba junto a las rosas y al coñac, una enigmática nota en la que se podía leer "La antorcha ha sido pasada". Coincide la aparición de esta nota con el hecho de que varios testigos hablen de que el enigmático seguidor haya ganado en altura y agilidad.

Hay por ahí algún que otro aguafiestas, que dice que son los propios funcionarios del Ayuntamiento de Baltimore los que se encargan de mantener esta tradición, como parte de sus funciones en el consistorio.

Y digo yo que son ganas de fastidiarnos uno de los pocos "hechos románticos" que nos quedan en este mundo cada vez más aburrido y gris...

1 comentarios:

Ashbless dijo...

Estupendo post.

Felicidades!

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