domingo, 9 de noviembre de 2008

La leyenda del espantapájaros


Recuerdo una conversación con Tere en la que le intentaba explicar el por qué me gustaban los espantapájaros. Le di "unas cuantas razones", aunque sinceramente, no creo que la convenciera demasiado.

Imagino que a mucha gente les producirá una sensación mezcla entre terror y tristeza no demasiado agradable.

A pesar de que me encantan las pelis de miedo, nunca he visto "Los chicos de maiz", por lo que yo no relaciono a estos seres con nada terrorífico. En cuanto a la tristeza...a mi me inspiran melancolía, soledad, abandono, incomprensión...y es por eso, aunque sea un poco extraño, por lo que me gustan. Por eso, claro, y por la canción de los Ceros, no vamos a engañarnos...

Creo que un espantapájaros como el del dibujo que forma parte de la cabecera de este blog, con los pájaros posados en sus brazos en cruz y clavado al suelo sin escapatoria, ilustra como pocas cosas, la frustración, la impotencia y la resignación que alguna vez nos ha invadido a casi todos...y es por eso que me inspiran ternura...y mucha empatía.

Por si fuera poco, un día trasteando por Internet, dí con este multipremiado corto de animación escrito y dirigido en 2005 por Marco Besas. Está realizado con una mezcla de ilustraciones clásicas y 3D, y narrado por Sancho Gracia. Una belleza. A ver que os parece.




P.D.: ...un espantapájaros fue el primer dibujo que me hizo Félix...

1 comentarios:

Anónimo dijo...

El corto es un pasada. Triste, meláncolico y con aire risueño
(uy! como yo!)jeje... La figura del espantapájaros llega a ser un símil de la soledad. En ocasiones nos podemos encontrar muy solos y no sabemos como decirles a los demás que le necesitamos. En ocasiones (veo muertos...jajaj), podemos ser como ser como esta figura. Pero también, hay momentos que necesitamos estar solos para poder encontrarnos en nuestro interior. El ejemplo más claro de lo encontramos en los ascetas hindues. auténtocos maestros de la vida contemplativa que cuyo objetivo en esta vida es encontrar la paz interior, es decir paz consigo mismo. Para ello renuncian a la vida material y se refugian el la soledad y el silencio. Pueden llegar un momento en su vida (o talvez no)que ante tanto silencio logran escuchar voces de su verdadero yo.Yo no creo que haya que llegar a los extremos para alcanzar ese tipo de felicidad (aunque sería curioso probarlo como lo hacen ellos). Aunque sí estaría bien que fueramos conscientes que la felicidad no se encuentran en las cosas, sino en vivir de forma correcta.En esta vida marcada por el sonsumismo más acérrimo, tener una milesima parte de ese éspíritu asceta, haría del mundo en el que vivimos un lugar mejor.

Un saludo
Titojuli

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